Hace meses que compré este libro en formato digital atraída por esa portada tan bonita, pero pasaron los meses y fui posponiendo su lectura hasta el punto de olvidarlo. Ahora, buscando la última letra con la que completar el reto de la A a la Z, he podido rescatarlo. Hoy os traigo mis impresiones de "La flor del azafrán amarillo":
Laila Ibrahim tiene experiencia como psicóloga del desarrollo desde la perspectiva multicultural, educadora y cuidadora, según se dice en la presentación del libro. Esto puede explicar la forma tan realista de describir la relación de apego que se establece entre las protagonistas. La flor del azafrán amarillo es su primera novela.
Sinopsis:
En el instante de nacer, Lisbeth se ve apartada de su madre y queda a cargo de Mattie, una esclava a la que han separado de su propio hijo para que ejerza de ama de leche. Comienza así una relación intensa que conformará la vida de ambas durante décadas. Es Mattie, y no su familia, quien le enseña a disfrutar de las pequeñas cosas, quien le abre los ojos ante la injusticia de la esclavitud, quien le enseña a amar incondicionalmente.
Pero ¿Es posible que dos mujeres de origen tan dispar compartan semejante vínculo sin consecuencias? Este relato conmovedor de amor improbable sigue el viaje emprendido por cada una de ellas en busca de su propia libertad.
Mis Impresiones:
Mattie es una excava negra que tiene que dejar su cabaña y su bebe de apenas tres meses, para instalarse en la casa grande como ama de cría del primer bebe de los Wainwright, que resulta ser una niña. A partir de ahora, Mattie se convertirá en una esclava doméstica, separada por apenas doscientos metros de su hijo y sus familiares, observándolos todas las mañanas y todas las noches, acudiendo a sus labores en el campo desde la ventana de la habitación de la niña, y esperando que no la necesite demasiado tiempo para reunirse pronto con los suyos.
Pero entre Mattie y la Srta. Elizabeth (a la que llamará cariñosamente Lisbeth) se establece una relación muy especial, la niña se niega a separarse de ella hasta el punto de enfermar y negarse a comer, y Mattie tendrá que permanecer a su lado mientras crece, encargándose también de otras labores domesticas, y Lisbeth, crecerá entre dos mundos muy diferentes, entre las rígidas y frías normas familiares, y el cariño de Mattie y su familia negra.
«Mattie nunca fue del todo mía en realidad, y la conciencia de este hecho tenía que haberme colmado con la misma prontitud y certeza que la leche de sus senos.
La novela nos sitúa en la primera mitad del siglo XIX, en los años anteriores a la guerra de secesión americana, en el estado sureño de Virginia, en una de las plantaciones de tabaco situadas al margen septentrional del río James, y a través de un narrador omnisciente (exceptuando el prólogo y el epílogo, que es narrado por Lisbeth) la autora nos cuenta una historia sencilla pero muy humana, que tiene como telón de fondo la esclavitud de los estados sureños americanos.
A estas alturas de la historia, no creo que la autora pretenda escribir una novela sobre la esclavitud en EEUU para hablarnos de las injusticias cometidas, una temática de la que se ha escrito y filmado muchos títulos memorables que recuerdo, y creo, que tras la aparente sencillez de la historia, simplemente pretende acercarnos a esa época histórica uniendo dos mundos antagónicos de la única forma posible: a través de los lazos de amor y respeto que se tejen entre las dos protagonistas.
Aun así, la autora nos hace un fiel reflejo de la sociedad de la época sin recrearse en el dramatismo fácil, y consigue una buena ambientación que nos muestra una sociedad cerrada, machista y racista, con unos valores anticuados carentes de cualquier muestra de humanidad para con la población negra a la que consideraban como meros objetos de su propiedad, sin sentimientos, ni necesidades, en perpetua esclavitud heredada por línea materna…
A través de una narración pausada, con un estilo sencillo y un léxico rico y adaptado a la época en cuestión, la autora (quizás por su experiencia como psicóloga y educadora multicultural), nos perfila unos personajes muy especiales con los que es fácil empatizar o posicionarse, y que a pesar de pertenecer a mundos totalmente incompatibles, une de una forma muy emotiva a través de sus relaciones afectivas o sentimientos.
En definitiva, “La flor del azafrán amarillo” es una novela de ficción histórica sobre la esclavitud en EEUU, una novela muy humana e intimista con la que la autora consigue unir a sus protagonistas, ajenas a sus diferencias raciales, a través del cariño, el amor y el respeto forjado con los años, una novela muy emotiva, a la par que sencilla, que he disfrutado mucho y recomiendo leer.