Me quedé con muchas ganas de leer el anterior libro del autor, así que en cuanto vi que publicaba nueva novela, pensé que ya era hora de acercarme a sus letras. Hoy en el blog, os cuento mis impresiones de "La silueta del olvido", Premio Azorín de Novela 2019:
Editorial Planeta
ISBN: 9788408208334
Páginas: 464
P.V.P.: 20.90€
Joaquín Camps es profesor de la Universidad de Valencia, ciudad en la que reside. Su campo principal de investigación y docencia es el comportamiento humano en las organizaciones, y ha publicado numerosos trabajos científicos en esta área. La última confidencia del escritor Hugo Mendoza es su primera novela.
Sinopsis:
La inspectora Claudia Carreras quiere ser una buena policía, y una buena persona. Por ese orden. Pero ambos objetivos le resultan inalcanzables por culpa de la desolación que siente tras el asesinato en Madrid de su compañero y amante, Tomás.
Para olvidarlo se traslada a Valencia, donde debe investigar el extraño secuestro de Lara Valls, la hija de una adinerada familia. Pronto descubre que nada en este caso es lo que parece, y poco a poco empatiza con Lara: ambas son adictas a la literatura, al pasado y al sufrimiento. Tres drogas que pueden llegar a ser mortales.
Una trama intrigante, una prosa aparentemente ligera pero repleta de guiños y cargas de profundidad, junto con unos personajes que viven como si trepasen por una cascada, impedirán al lector dejar de pasar las páginas de La silueta del olvido.
Mis Impresiones:
No había leído la novela anterior del autor y la verdad es que me quedé con muchas ganas de hacerlo tras las buenas opiniones de otros lectores, por eso empecé esta novela con altas expectativas unidas al hecho de que había sido galardonada con “El premio Azorín de Novela 2019” y sin embargo… no sé, yo tengo sensaciones muy encontradas, no puedo decir que no me haya gustado… es que quizás no he sabido adaptarme al tono de la novela, vamos a ver si me explico.
Claudia Carreras es una inspectora de policía madrileña que ha puesto distancia trasladándose a Valencia para olvidar lo ocurrido en Madrid con su compañero Tomás, una mujer de pocas palabras, que controla sus actos y sentimientos, incluida su cojera, para no mostrarse vulnerable ante los demás. Junto a ella estará el subinspector Linares, un peculiar personaje, que el autor nos dibuja algo esperpéntico, un ser solitario, siempre con su gabardina, que aguanta estoicamente el carácter de su jefa o las burlas de los demás y al que le gusta tejer y lo mismo te hace unos calcetines que un bikini así a ojo, sin tomar medidas. Dos bichos raros dentro de la jefatura, antisociales y sin amigos, que serán los encargados de investigar un caso importante y mediático: el secuestro de Lara Valls, la hija de una adinerada familia valenciana y bien relacionada.
Por otro lado, conoceremos a un periodista freelance en horas bajas. Héctor ha conseguido vender un reportaje después de meses de insistir, los recortes en la ley de dependencia es algo que interesa a mucha gente, el nuevo periodismo tiene tirón, tiene la intención de sacar a la luz la historia de Matías, un joven profesor de biología que tras un error médico ha quedado en estado vegetativo irreversible junto a una madre viuda y escasos recursos económicos. La imagen de Matías, de esos ojos que miran sin ver desde el abismo, despiertan en él sentimientos encontrados de compasión y victimismo al reconocer ante Matías su fracaso y su propia mediocridad.
Los secuestradores se pondrán en contacto con la familia pidiendo un desorbitado rescate a través de Héctor para ponerse en contacto con la policía, quién utilizará ese giro del destino para tener acceso a la información y poder reconducir así su carrera periodística. Pero… ¿Por qué Héctor? ¿Qué tiene en común con la familia Valls con este periodista si ni siquiera se conocen?
Uniendo estos dos hilos argumentales y personajes nos adentramos en una historia narrada de forma sencilla pero cuidada y muy minuciosa con la que el autor pretende imprimir un tono de ironía, sarcasmo y de denuncia social sobre muchos temas de actualidad.
Será un narrador omnisciente el encargado de guiarnos durante la lectura, un narrador peculiar y debo decir que quizás también sea original, que nos muestra y desvela sin pudor los sentimientos y pensamientos más íntimos de los personajes para conocer su respuesta mental ante muchas situaciones, respuestas cargadas de sarcasmo e ironía, comentarios punzantes que no nos atrevemos a decir en voz alta y que en ocasiones pueden pasar por la mente de cualquiera, pero… creo que esto ha sido para mí un arma de doble filo. Sí, nos permite conocer mejor al personaje, es original y le imprime a la novela ese toque diferente, un extra, pero que sin embargo a mí no me ha convencido, quizás porque soy de un humor más difícil, o de las que piensa que menos es más, porque hubo un momento en que se me hizo muy repetitivo, esa voz extra me iba sacando de la trama, porque la telepatía está bien, no se nos escapa una, pero cuando también puedo leer la mente del perro de la protagonista…
Y en esas estaba yo, seré yo, no es el momento, serán las expectativas, yo no le veo el humor… había olvidado incluso el prólogo… y zasca! La historia tiene un giro sorprendente con el que se dispara la tensión narrativa, entonces sí, para mí la novela se vuelve más ágil, me olvidé de mentes, de voces y sensaciones y cuando has conseguido acomodarte o incomodarte, según se mire, el autor nos sorprende con un giro brutal que transforma la novela en una historia negra, muy negra, dura, con la que nos lleva de la mano para descender a los infiernos y mostrarnos la parte más miserable y oscura del alma humana.
En definitiva, “La silueta del Olvido” es la última novela de Joquín Camps galardonada con el Premio Azorín de Novela 2019, una novela negra, diferente y original en cuanto al tono, narrada con grandes dosis de sarcasmo, ironía y crítica social, un tono arriesgado que puede convencer o no, dependiendo de la actitud del lector, una lectura que va de menos a más y que nos muestra las partes más oscura del alma humana.
No había leído la novela anterior del autor y la verdad es que me quedé con muchas ganas de hacerlo tras las buenas opiniones de otros lectores, por eso empecé esta novela con altas expectativas unidas al hecho de que había sido galardonada con “El premio Azorín de Novela 2019” y sin embargo… no sé, yo tengo sensaciones muy encontradas, no puedo decir que no me haya gustado… es que quizás no he sabido adaptarme al tono de la novela, vamos a ver si me explico.
Claudia Carreras es una inspectora de policía madrileña que ha puesto distancia trasladándose a Valencia para olvidar lo ocurrido en Madrid con su compañero Tomás, una mujer de pocas palabras, que controla sus actos y sentimientos, incluida su cojera, para no mostrarse vulnerable ante los demás. Junto a ella estará el subinspector Linares, un peculiar personaje, que el autor nos dibuja algo esperpéntico, un ser solitario, siempre con su gabardina, que aguanta estoicamente el carácter de su jefa o las burlas de los demás y al que le gusta tejer y lo mismo te hace unos calcetines que un bikini así a ojo, sin tomar medidas. Dos bichos raros dentro de la jefatura, antisociales y sin amigos, que serán los encargados de investigar un caso importante y mediático: el secuestro de Lara Valls, la hija de una adinerada familia valenciana y bien relacionada.
Por otro lado, conoceremos a un periodista freelance en horas bajas. Héctor ha conseguido vender un reportaje después de meses de insistir, los recortes en la ley de dependencia es algo que interesa a mucha gente, el nuevo periodismo tiene tirón, tiene la intención de sacar a la luz la historia de Matías, un joven profesor de biología que tras un error médico ha quedado en estado vegetativo irreversible junto a una madre viuda y escasos recursos económicos. La imagen de Matías, de esos ojos que miran sin ver desde el abismo, despiertan en él sentimientos encontrados de compasión y victimismo al reconocer ante Matías su fracaso y su propia mediocridad.
Los secuestradores se pondrán en contacto con la familia pidiendo un desorbitado rescate a través de Héctor para ponerse en contacto con la policía, quién utilizará ese giro del destino para tener acceso a la información y poder reconducir así su carrera periodística. Pero… ¿Por qué Héctor? ¿Qué tiene en común con la familia Valls con este periodista si ni siquiera se conocen?
Uniendo estos dos hilos argumentales y personajes nos adentramos en una historia narrada de forma sencilla pero cuidada y muy minuciosa con la que el autor pretende imprimir un tono de ironía, sarcasmo y de denuncia social sobre muchos temas de actualidad.
Será un narrador omnisciente el encargado de guiarnos durante la lectura, un narrador peculiar y debo decir que quizás también sea original, que nos muestra y desvela sin pudor los sentimientos y pensamientos más íntimos de los personajes para conocer su respuesta mental ante muchas situaciones, respuestas cargadas de sarcasmo e ironía, comentarios punzantes que no nos atrevemos a decir en voz alta y que en ocasiones pueden pasar por la mente de cualquiera, pero… creo que esto ha sido para mí un arma de doble filo. Sí, nos permite conocer mejor al personaje, es original y le imprime a la novela ese toque diferente, un extra, pero que sin embargo a mí no me ha convencido, quizás porque soy de un humor más difícil, o de las que piensa que menos es más, porque hubo un momento en que se me hizo muy repetitivo, esa voz extra me iba sacando de la trama, porque la telepatía está bien, no se nos escapa una, pero cuando también puedo leer la mente del perro de la protagonista…
Y en esas estaba yo, seré yo, no es el momento, serán las expectativas, yo no le veo el humor… había olvidado incluso el prólogo… y zasca! La historia tiene un giro sorprendente con el que se dispara la tensión narrativa, entonces sí, para mí la novela se vuelve más ágil, me olvidé de mentes, de voces y sensaciones y cuando has conseguido acomodarte o incomodarte, según se mire, el autor nos sorprende con un giro brutal que transforma la novela en una historia negra, muy negra, dura, con la que nos lleva de la mano para descender a los infiernos y mostrarnos la parte más miserable y oscura del alma humana.
En definitiva, “La silueta del Olvido” es la última novela de Joquín Camps galardonada con el Premio Azorín de Novela 2019, una novela negra, diferente y original en cuanto al tono, narrada con grandes dosis de sarcasmo, ironía y crítica social, un tono arriesgado que puede convencer o no, dependiendo de la actitud del lector, una lectura que va de menos a más y que nos muestra las partes más oscura del alma humana.