Tras "Muertes de sobremesa" e "Inspector Solo" llega el esperado final de la trilogía del Inspector Marcial Lisón con "No es tiempo de peros". Hoy por fin, os cuento mis impresiones:
Nº de páginas: 416 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: VERSATIL
ISBN: 9788417451318
P.V.P: 19.90€
David Jiménez Martínez (Cartagena, 1978) es licenciado en Biología por la Universidad de Murcia. En la actualidad, después de haber desarrollado su carrera como biólogo en el ámbito del control de calidad, ejerce en Castellón como agente marítimo de Vigilancia Aduanera, un cuerpo policial adscrito a la Agencia Tributaria que se encarga de la represión del contrabando.
Tras colaborar durante unos meses con Castellón Noticias redactando artículos sobre novela negra, decidió dar el salto y escribió Muertes de sobremesa (diciembre de 2015, ACEN), con la que consiguió abrirse un hueco en el difícil panorama literario contemporáneo.
Sinopsis:
Ella ya no es esa policía tímida que no se atrevía a mirarlo a la cara.
Él ya ni siquiera es policía.
Ambos han pagado un peaje demasiado alto por trabajar al margen de la ley. Ahora lo único que los une es una causa común: encontrar al Cazador.
Pero compartir un objetivo no los convierte en compañeros, solo en socios; unos socios que tendrán que lidiar con una relación amor-odio basada en engaños.
Para Zoe, Marcial es el mejor medio para descubrir al verdadero culpable de la muerte de su novio. Para Marcial, Zoe es la única compañía humana que no le resulta insoportable.
La búsqueda del Cazador los une en un nuevo caso, pero esta vez nada será igual. Marcial ya no tiene una placa que le impida desafiar las normas, y Zoe simplemente ha dejado de cumplirlas. Ambos iniciarán un descenso a los suburbios de Cartagena en la investigación de una trama de blanqueo de capitales que salpicará de sangre los cimientos de la ciudad.
Mis Impresiones:
Hace un tiempo que leí “Muertes de sobremesa” atraída por su precio en digital y la opinión de otros lectores y como la novela me sorprendió gratamente, decidí continuar con “Inspector Solo”, una segunda entrega en la que se apreciaba una gran evolución del autor con una trama más compleja y una mayor introspección de sus personajes y cuyo final, con algunos flecos sueltos, dejaba con muchas ganas de seguir… así que esperaba con ansías el desenlace de esta trilogía ambientada en la ciudad de Cartagena y protagonizada por Marcial Lisón, un inspector de policía arisco, solitario y muy peculiar, que desconfía de todos sus semejantes y al que solo humaniza su relación con “Sola”, su fiel galga, la única que ha conseguido ganarse un hueco en su atormentado corazón.
Por eso lo primero que quiero decir es que en mi opinión, considero indispensable haber leído antes los anteriores, no solo para conocer los antecedentes, trayectoria y evolución de los personajes (que como en todas las series nos hace comprender mejor a los personajes y sus actos) sino porque considero que la trama de esta novela está íntimamente relacionada con la anterior, y a pesar de las pequeñas pinceladas que el autor nos da del caso y de lo ocurrido, creo que un lector recién llegado a esta parte podría sentirse algo perdido o al menos, no disfrutar plenamente de la trama y del cierre de la trilogía.
Han pasado algunos meses desde la resolución del caso de Sasha, un caso que ha pasado factura a nuestros protagonistas, que les ha desvelado verdades dolorosas y desconocidas o con consecuencias fatales para personas importantes para ellos, un caso que les ha devastado, ha roto su amistad y puesto fin a su compañerismo… ahora ya son solo socios en busca de la verdad, de venganza, dispuestos a cualquier cosa para llegar hasta el último eslabón de una trama de corrupción de la que solo ha asomado la punta del iceberg.
Marcial ya no es inspector de policía, se ha tomado una excedencia temporal que tiene todos los visos de ser definitiva, necesita atar todos los cabos sueltos, se lo debe a Sasha, su musa, una prostituta con la que le unía algo más que Sexo, a Gica, ese niño con el que se siente identificado, y a su compañera Zoe, de la que ya poco o nada queda de aquella tímida policía que consiguió traspasar su férrea coraza.
A través de un narrador omnisciente, una prosa cuidada y pulcra y mediante minuciosas descripciones de los escenarios por los que discurre la novela y además, en el que se aprecia cierto tono de crítica social, nos adentramos en la Cartagena más oscura a través de una una trama en la que las drogas, la pobreza y la prostitución se darán la mano con la especulación inmobiliaria, la extorsión, el blanqueo de capitales, el poder y la corrupción, para devastar el único sentimiento al que Marcial aún se aferraba: la lealtad.
Si ya comentaba que en la segunda novela apreciaba una gran evolución del autor en una trama mucho más elaborada, intrincada y compleja, en este volumen sigue haciendo gala de ello y además, se sirve de ella para perfilar mucho más íntimamente a sus personajes, demostrando una mayor introspección de sus personalidades, de su relación, de esa dualidad de sentimientos, unos personajes que se muestran sin tapujos ante el lector, que nos hacen participes de su lado más oscuro, sin esconderlo: su odio irracional, su demonio interior, su dolor, sus culpas, su necesidad de venganza, sus carencias, su soledad, sus decepciones, su tristeza… y es por ese motivo, por esa sinceridad y esa transparencia, que los humaniza en sus luces y sus sombras, como conseguimos empatizar y conectar con ellos.
En definitiva, “No es tiempo de peros” es el cierre de la trilogía protagonizada por Marcial Lisón, un inspector de policía arisco, solitario y huraño al que solo humaniza su relación con su galga Sola, un personaje lleno de contradicciones con el que sin embargo es muy fácil empatizar. Una Novela negra, oscura, compleja e intrincada ambientada en la ciudad de Cartagena sobre la corrupción, el poder y la lealtad que he disfrutado mucho y recomiendo leer.
Otras novelas de la trilogía:
-Muertes de Sobremesa
-Inspector solo
Mis Impresiones:
Hace un tiempo que leí “Muertes de sobremesa” atraída por su precio en digital y la opinión de otros lectores y como la novela me sorprendió gratamente, decidí continuar con “Inspector Solo”, una segunda entrega en la que se apreciaba una gran evolución del autor con una trama más compleja y una mayor introspección de sus personajes y cuyo final, con algunos flecos sueltos, dejaba con muchas ganas de seguir… así que esperaba con ansías el desenlace de esta trilogía ambientada en la ciudad de Cartagena y protagonizada por Marcial Lisón, un inspector de policía arisco, solitario y muy peculiar, que desconfía de todos sus semejantes y al que solo humaniza su relación con “Sola”, su fiel galga, la única que ha conseguido ganarse un hueco en su atormentado corazón.
Por eso lo primero que quiero decir es que en mi opinión, considero indispensable haber leído antes los anteriores, no solo para conocer los antecedentes, trayectoria y evolución de los personajes (que como en todas las series nos hace comprender mejor a los personajes y sus actos) sino porque considero que la trama de esta novela está íntimamente relacionada con la anterior, y a pesar de las pequeñas pinceladas que el autor nos da del caso y de lo ocurrido, creo que un lector recién llegado a esta parte podría sentirse algo perdido o al menos, no disfrutar plenamente de la trama y del cierre de la trilogía.
Han pasado algunos meses desde la resolución del caso de Sasha, un caso que ha pasado factura a nuestros protagonistas, que les ha desvelado verdades dolorosas y desconocidas o con consecuencias fatales para personas importantes para ellos, un caso que les ha devastado, ha roto su amistad y puesto fin a su compañerismo… ahora ya son solo socios en busca de la verdad, de venganza, dispuestos a cualquier cosa para llegar hasta el último eslabón de una trama de corrupción de la que solo ha asomado la punta del iceberg.
Marcial ya no es inspector de policía, se ha tomado una excedencia temporal que tiene todos los visos de ser definitiva, necesita atar todos los cabos sueltos, se lo debe a Sasha, su musa, una prostituta con la que le unía algo más que Sexo, a Gica, ese niño con el que se siente identificado, y a su compañera Zoe, de la que ya poco o nada queda de aquella tímida policía que consiguió traspasar su férrea coraza.
A través de un narrador omnisciente, una prosa cuidada y pulcra y mediante minuciosas descripciones de los escenarios por los que discurre la novela y además, en el que se aprecia cierto tono de crítica social, nos adentramos en la Cartagena más oscura a través de una una trama en la que las drogas, la pobreza y la prostitución se darán la mano con la especulación inmobiliaria, la extorsión, el blanqueo de capitales, el poder y la corrupción, para devastar el único sentimiento al que Marcial aún se aferraba: la lealtad.
Si ya comentaba que en la segunda novela apreciaba una gran evolución del autor en una trama mucho más elaborada, intrincada y compleja, en este volumen sigue haciendo gala de ello y además, se sirve de ella para perfilar mucho más íntimamente a sus personajes, demostrando una mayor introspección de sus personalidades, de su relación, de esa dualidad de sentimientos, unos personajes que se muestran sin tapujos ante el lector, que nos hacen participes de su lado más oscuro, sin esconderlo: su odio irracional, su demonio interior, su dolor, sus culpas, su necesidad de venganza, sus carencias, su soledad, sus decepciones, su tristeza… y es por ese motivo, por esa sinceridad y esa transparencia, que los humaniza en sus luces y sus sombras, como conseguimos empatizar y conectar con ellos.
En definitiva, “No es tiempo de peros” es el cierre de la trilogía protagonizada por Marcial Lisón, un inspector de policía arisco, solitario y huraño al que solo humaniza su relación con su galga Sola, un personaje lleno de contradicciones con el que sin embargo es muy fácil empatizar. Una Novela negra, oscura, compleja e intrincada ambientada en la ciudad de Cartagena sobre la corrupción, el poder y la lealtad que he disfrutado mucho y recomiendo leer.
Otras novelas de la trilogía:
-Muertes de Sobremesa
-Inspector solo