"La memoria de la lavanda" de Reyes Monforte

Descubrí a esta autora con "Una pasión rusa" una estupenda lectura que me conquistó y que me dejó con ganas de leer algo más de Reyes Moforte, por ello hoy os traigo mis impresiones de "La memoria de la lavanda". 

Nº de páginas: 432 págs.

Encuadernación: Tapa dura

Editorial: PLAZA & JANES 

ISBN: 9788401021565

Reyes Monforte  (Madrid 1975) es una periodista y escritora española. Ha dirigido varios proyectos en diversas emisoras españolas y su mayor éxito lo tuvo en Onda Cero, dirigiendo y presentado el programa nocturno País de Locos. Ha colaborado en varias cadenas publicas y privadas.

Como escritora, con Un burka por amor, alcanzó un gran éxito, llegando a las 50 ediciones en España, un millón de ejemplares vendidos y se convirtió en una serie de tv producida por Antena 3TV, Su segundo libro Amor Cruel, también se ha convertido en best seller y con Una Pasión Rusa obtuvo en el 2015 el Premio Alfonso X de novela histórica.

Sinopsis:

Dos meses después de la muerte de Jonas, Lena, fotógrafa profesional, reúne el valor necesario para cumplir la última voluntad de su marido: esparcir sus cenizas en los campos de lavanda del corazón de la Alcarria. Allí se reúne con el grupo de amigos de Jonas, entre ellos Daniel, su primo hermano, un sacerdote con el que comparte los sentimientos de amor y pérdida, y que guarda para sí muchos silencios.

Sin embargo, igual que se heredan los afectos, se heredan también los odios. Lena deberá lidiar con la presencia amenazante de su cuñado Marco, un hombre envidioso y mezquino que no está dispuesto a respetar su duelo. Coincidiendo con el Festival de la Lavanda, recordará su historia de amor con Jonas y todo lo que se llevó consigo, reforzará lazos de amistad y desvelará secretos familiares escondidos durante demasiado tiempo.

Mis Impresiones:

«Morí un 3 de mayo. Ese día dejé de respirar, de sentir, de escuchar, de pensar, de reír. Morí ese día aunque llevaba muerte hacía un tiempo”. 

Lena es una fotógrafa que ha perdido a su marido pocos meses después de un diagnostico de cáncer de pulmón agresivo, un hombre al que amaba plenamente y cuyo amor era correspondido de la misma manera y del que ha heredado todos sus afectos: sus amigos y sus enemigos. Desde hace setenta y dos días, Lena mide el tiempo en lágrimas, en momentos de ansiedad, de nostalgia, navega a la deriva entre recuerdos y pensamientos de su vida con Jonas, como una droga a la que acude una y otra vez, porque mantener esos recuerdos, sentir el dolor que le provocan, es lo único que le hace sentirse viva mientras se mantiene atrincherada en su “cuartel de invierno”.

Pero Lena tendrá que salir de su aislamiento para cumplir la última voluntad de Jonas y trasladarse a Tármino, el pequeño pueblo de la Alcarria en el que nació y donde deseaba que esparcieran sus cenizas. No está preparada, cree que ese viaje es un error, demasiados ayeres y gente a la que no desea ver, pero no puede retrasarlo más… sin embargo, ese viaje, la paz, la vitalidad, el olor y el color que emana del lugar, será el bálsamo reparador que le ayudará a seguir hacia adelante.

Una perfecta ambientación y cuidadosamente escogida para adaptarse perfectamente al tono de la novela: Tármino, un pueblo ficticio pero inspirado en Brihuega, un pequeño municipio de Guadalajara dedicado al cultivo de la lavanda al que la autora consigue trasladarnos con pequeñas y cuidadas pinceladas sensoriales para contagiándonos del color y los olores que imprimen el lugar, de las propiedades reparadoras y calmantes de la lavanda.

Lena llegará a Tármino para reencontrarse con Roberto, Daniel, Hugo, Lola, y Aimo, amigos de Jonás, a los que se suma el torbellino de Carla, su amiga, buenos personas que la protegerán y la acompañan en esos duros momentos… pero entre los afectos heredados de Jonas, también están sus enemigos, su hermano, un ser despreciable al que llaman “El zombie”, un hombre enemistado con todo el mundo, un ser envidioso y dañino que no respetará su dolor, que odiaba a su hermano y ahora a ella, culpándola de todo.

Mientras en el pueblo se visten de gala para celebrar su festival de la lavanda, entre confidencias familiares y anécdotas del pasado surge una pequeña subtrama de intriga que destapará viejas heridas, secretos del pasado ocultados por las lealtades de sus amigos y por el odio de su hermano.

Narrada a través de la voz narrativa de Lena, que se desnuda emocionalmente para el lector, nos introducimos en una novela con un marcado tono intimista, ella irá narrando utilizando la anécdota del tarro de cerezas, dónde es imposible sacar una sin que se enrede con las demás, de esta manera, Lena narra sus sentimientos de pérdida, de desconsuelo, nos habla de la soledad, el vacio que ha dejado Jonas, los duros momentos de regreso a casa, los recuerdos en cada estancia, las frase de pésame obligadas, los “tienes que”, los “eres joven”… palabras que no le consuelan porque le insisten permanentemente en el recuerdo de su perdida. Los sentimientos se enredan con los recuerdos de su vida juntos, sus viajes, sus ilusiones frustradas, permitiéndonos conocer cómo era la persona con la que compartía su vida, la entereza con la que encajó la noticia, la dignidad con la que eligió como sería su momento, para dibujaros una persona íntegra, humana, generosa y leal.

A través de una prosa cálida, envolvente y cuidada la atorara vuelve a construir una novela a partir de una historia real: la suya, no hay ninguna duda que esta libro es su obra más personal, que está construida a partir de sus propios sentimientos y que son narrados con la maestría y habilidad necesaria para que el lector empaticen dolorosamente con su protagonista, con su historia de amor y con la persona que compartía su vida....  Pero más allá de eso, el resto de la novela es ficción.

Y es esta parte, la trama ficticia de odios y secretos desvelados en Tármino, lo que ha provocado que tras un comienzo muy prometedor, la novela se me fuera escapando poco a poco, o quizás debería concretar que ha sido culpa del Zombie, no me he creído al personaje, excesivamente forzado y estereotipado, creo que no hacía falta un antagonista tan extremo para destacar las bondades del resto, es una opinión y una sensación personal, pero fue conocerlo y la novela se me fue diluyendo en las manos.

En definitiva, “La memoria de la lavanda” es una novela con un marcado tono intimista, una novela sobre el desconsuelo tras la pérdida del ser amado, narrada con la habilidad y calidez que caracteriza a esta autora, una cadena de sentimientos que dan paso a una historia de secretos e intrigas y que pone de manifiesto que lo importante, más allá de las personas, son los sentimientos que nos dejan. Una novela que no he disfrutado tanto como esperaba, pero que os recomiendo leer si os gustan las historias intimistas y para dejaros envolver por la maravillosa prosa de la autora.