Hay libros que quieres leer tiempo antes de que se publiquen, hay series que son imprescindibles y hay autoras que se cuelan en la lista de tus escritores favoritos... y cuando se dan todos estos factores... imposible resistirse! Hoy os traigo mis impresiones de "La hija de Frankenstein", el quinto volumen de la serie "Episodios de una Guerra Interminable":
Editorial: Tusquets Editores
ISBN: 978-84-9066-780-4
Páginas: 560
P.V.P 22.90€
Almudena Grandes (Madrid, 1960) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Desde entonces el aplauso de los lectores y de la crítica no ha dejado de acompañarla. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón, El corazón helado y Los besos en el pan, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea. En 2010 publicó Inés y la alegría, primer título de la serie Episodios de una Guerra Interminable, a la que siguieron El lector de Julio Verne (2012), Las tres bodas de Manolita (2014) y Los pacientes del doctor García (2017).
Sinopsis:
En 1954, el joven psiquiatra Germán Velázquez vuelve a España para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos, al sur de Madrid. Tras salir al exilio en 1939, ha vivido quince años en Suiza, acogido por la familia del doctor Goldstein. En Ciempozuelos, Germán se reencuentra con Aurora Rodríguez Carballeira, una parricida paranoica, inteligentísima, que le fascinó a los trece años, y conoce a una auxiliar de enfermería, María Castejón, a la que doña Aurora enseñó a leer y a escribir cuando era una niña. Germán, atraído por María, no entiende el rechazo de ésta, y sospecha que su vida esconde muchos secretos. El lector descubrirá su origen modesto como nieta del jardinero del manicomio, sus años de criada en Madrid, su desdichada historia de amor, a la par que los motivos por los que Germán ha regresado a España. Almas gemelas que quieren huir de sus respectivos pasados, Germán y María quieren darse una oportunidad, pero viven en un país humillado, donde los pecados se convierten en delitos, y el puritanismo, la moral oficial, encubre todo tipo de abusos y atropellos.
Mis Impresiones:
La madre de Frankenstein es el 5º volumen de la serie “Episodios de una Guerra Interminable” una colección de 6 libros que nos trasladan a los oscuros y complicados años de posguerra y que como comenté en las reseñas anteriores se pueden leer de forma independiente o en diferente orden porque son historias y personajes distintos en cada volumen… pero los que han leído todos los libros, disfrutarán con los guiños de la autora al reconocer las breves apariciones de algunos personajes que ya han protagonizado otras de sus novelas, y que aquí no será una excepción ya que además del personaje clave que aparece en todas las novelas, nos encontramos con dos maravillosos personajes del “El lector de Julio Verne”.
Germán Velázquez, hijo de un prestigioso Catedrático de Psiquiatría de la Universidad Central de Madrid condenado a muerte después de la guerra, regresa a España para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos. Hasta Suiza, lugar dónde reside desde que se exilió en 1939 acogido por Samuel Goldstein, un psiquiatra judío amigo de su padre, acuden a buscarle para introducir en España la clorpromazina, un fármaco que había dado muy buenos resultados en el tratamiento de la esquizofrenia y en cuyo estudio él había participado.
En Ciempozuelos, descubrirá en el pabellón del Sagrado Corazón, a Aurora Rodríguez Carballeira, la parricida más famosa de España, la madre de Hildegart, ambos personajes reales y adelantados a su tiempo en los que prefiero no profundizar para no estropearos la lectura y de los que os aconsejo no leer nada antes. Aurora fue la mujer que marcó una línea decisiva en su vida cuando siendo un niño, en 1933, acudió con su abogado tras el crimen a la consulta de su padre, gracias a ella, Germán descubrió su vocación, las aptitudes para desarrollarla lo que le unió mucho más a su padre.
Pero para llegar hasta Aurora, Germán necesitará ganarse la confianza de María Castejón, la única persona con la que se relaciona, una auxiliar de enfermería que la trata con cariño y que todos los días sacrifica parte de su tiempo para leer a la paciente. Porque María, nieta del jardinero del centro, nació y se crió dentro de los muros del manicomio, aprendió a leer y a escribir con Doña Aurora y le tiene cariño. Y entre paseos, charlas y confidencias, entre ellos se establecerá una relación muy especial.
Quiero empezar por comentar que “La madre de Frankenstein” me ha gustado, y es una obra indispensable dentro de la serie de los Episodios, una novela que retrata de forma descarnada la moral de la España de los 50. Leer a Almudena Grandes siempre es una delicia, tanto en la forma como en el fondo, y por ello no puedo dejar de recomendar todos sus libros, pero para mí este es el menos redondo de la serie, quizás porque hay una parte de la historia, la relativa a su vida en Suiza y sobre la familia de Samuel Goldstein que a mí no me ha aportado mucho y me sacaba de la historia, y porque he sentido que la novela llegado un punto, ha girado un poco sobre los mismo y no ha sabido despegar hacia un desenlace más sólido y emotivo como en el resto de sus libros.
Y sin embargo, para mí esta novela es la de más fácil lectura, en la que he entrado desde el principio… lo que en otros libros me costó muchas más páginas, el sentirme completamente sumergida en la historia y en las vidas de los personajes, en “La madre de Frankenstein” la autora lo consigue desde el inicio de la novela, prácticamente al presentarme al personaje de Germán, al que sitúo perfectamente dentro del bloque de personajes de su novela anterior y con el que consigo emocionarme al conocer su obligado exilio y la relación con su padre, también a María, y las cartas que le tocaron en suerte, y en especial, por la fascinación que despierta en el lector el personaje de Aurora Rodríguez Carballeira, a la que él mismo nos presenta desde sus recuerdos infantiles y cuya compleja personalidad nos irá describiendo a lo largo de la historia.
Con el lenguaje cuidado y elegante que le caracteriza, y través de tres narradores protagonistas, la autora nos adentra en la historia, pensamientos y sentimientos de estos personajes para a través de ellos, mostrarnos la sociedad de posguerra. Utilizando como eje central la figura de la parricida Aurora Rodríguez, y desde ese metafórico lugar en el que habita, el manicomio de mujeres de Ciempozuleos, nos dibuja un modelo a escala de las patologías de la España de posguerra. Almudena Grandes nos retrata a un país enfermo, una España rancia y reprimida por las ideas del nacional catolicismo, un país de clases, donde los enfermos, como en la sociedad, ocupan un sitio establecido, diferentes pabellones, habitaciones, jardines o comida en función de la clase, un país en el que las enfermedades mentales no se tratan, se extirpan, donde el marxismo o la homosexualidad son tratados como una enfermedad, fusilando a sus portadores y arrebatando a sus hijos para moldearlos en familias afines al régimen y neutralizar la herencia genética, dónde las víctimas, como los enfermos mentales, son tratadas como seres carentes de dignidad, donde si eras mujer, más si pobre y con antecedentes, la sumisión, humillación y explotación se dan por descontados, un país donde nadie era libre, ni para enamorarse, sentir, expresarse o decidir su vida…
En definitiva, a pesar de mis peros y de que yo no considero este volumen el mejor de la serie, no puedo dejar de recomendaros “La madre de Frankestein”, una historia narrada a tres voces que nos retrata de forma descarnada la sociedad reprimida y rancia de los años de posguerra coartada por las ideas conservadoras del nacional catolicismo, una novela que además nos permitirá conocer a un personaje real como fue la autodidacta, excepcional pedagoga y parricida, más famosa de la historia de España, Aurora Rodríguez Carballeira.
Mis Impresiones:
La madre de Frankenstein es el 5º volumen de la serie “Episodios de una Guerra Interminable” una colección de 6 libros que nos trasladan a los oscuros y complicados años de posguerra y que como comenté en las reseñas anteriores se pueden leer de forma independiente o en diferente orden porque son historias y personajes distintos en cada volumen… pero los que han leído todos los libros, disfrutarán con los guiños de la autora al reconocer las breves apariciones de algunos personajes que ya han protagonizado otras de sus novelas, y que aquí no será una excepción ya que además del personaje clave que aparece en todas las novelas, nos encontramos con dos maravillosos personajes del “El lector de Julio Verne”.
Germán Velázquez, hijo de un prestigioso Catedrático de Psiquiatría de la Universidad Central de Madrid condenado a muerte después de la guerra, regresa a España para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos. Hasta Suiza, lugar dónde reside desde que se exilió en 1939 acogido por Samuel Goldstein, un psiquiatra judío amigo de su padre, acuden a buscarle para introducir en España la clorpromazina, un fármaco que había dado muy buenos resultados en el tratamiento de la esquizofrenia y en cuyo estudio él había participado.
En Ciempozuelos, descubrirá en el pabellón del Sagrado Corazón, a Aurora Rodríguez Carballeira, la parricida más famosa de España, la madre de Hildegart, ambos personajes reales y adelantados a su tiempo en los que prefiero no profundizar para no estropearos la lectura y de los que os aconsejo no leer nada antes. Aurora fue la mujer que marcó una línea decisiva en su vida cuando siendo un niño, en 1933, acudió con su abogado tras el crimen a la consulta de su padre, gracias a ella, Germán descubrió su vocación, las aptitudes para desarrollarla lo que le unió mucho más a su padre.
Pero para llegar hasta Aurora, Germán necesitará ganarse la confianza de María Castejón, la única persona con la que se relaciona, una auxiliar de enfermería que la trata con cariño y que todos los días sacrifica parte de su tiempo para leer a la paciente. Porque María, nieta del jardinero del centro, nació y se crió dentro de los muros del manicomio, aprendió a leer y a escribir con Doña Aurora y le tiene cariño. Y entre paseos, charlas y confidencias, entre ellos se establecerá una relación muy especial.
Quiero empezar por comentar que “La madre de Frankenstein” me ha gustado, y es una obra indispensable dentro de la serie de los Episodios, una novela que retrata de forma descarnada la moral de la España de los 50. Leer a Almudena Grandes siempre es una delicia, tanto en la forma como en el fondo, y por ello no puedo dejar de recomendar todos sus libros, pero para mí este es el menos redondo de la serie, quizás porque hay una parte de la historia, la relativa a su vida en Suiza y sobre la familia de Samuel Goldstein que a mí no me ha aportado mucho y me sacaba de la historia, y porque he sentido que la novela llegado un punto, ha girado un poco sobre los mismo y no ha sabido despegar hacia un desenlace más sólido y emotivo como en el resto de sus libros.
Y sin embargo, para mí esta novela es la de más fácil lectura, en la que he entrado desde el principio… lo que en otros libros me costó muchas más páginas, el sentirme completamente sumergida en la historia y en las vidas de los personajes, en “La madre de Frankenstein” la autora lo consigue desde el inicio de la novela, prácticamente al presentarme al personaje de Germán, al que sitúo perfectamente dentro del bloque de personajes de su novela anterior y con el que consigo emocionarme al conocer su obligado exilio y la relación con su padre, también a María, y las cartas que le tocaron en suerte, y en especial, por la fascinación que despierta en el lector el personaje de Aurora Rodríguez Carballeira, a la que él mismo nos presenta desde sus recuerdos infantiles y cuya compleja personalidad nos irá describiendo a lo largo de la historia.
Con el lenguaje cuidado y elegante que le caracteriza, y través de tres narradores protagonistas, la autora nos adentra en la historia, pensamientos y sentimientos de estos personajes para a través de ellos, mostrarnos la sociedad de posguerra. Utilizando como eje central la figura de la parricida Aurora Rodríguez, y desde ese metafórico lugar en el que habita, el manicomio de mujeres de Ciempozuleos, nos dibuja un modelo a escala de las patologías de la España de posguerra. Almudena Grandes nos retrata a un país enfermo, una España rancia y reprimida por las ideas del nacional catolicismo, un país de clases, donde los enfermos, como en la sociedad, ocupan un sitio establecido, diferentes pabellones, habitaciones, jardines o comida en función de la clase, un país en el que las enfermedades mentales no se tratan, se extirpan, donde el marxismo o la homosexualidad son tratados como una enfermedad, fusilando a sus portadores y arrebatando a sus hijos para moldearlos en familias afines al régimen y neutralizar la herencia genética, dónde las víctimas, como los enfermos mentales, son tratadas como seres carentes de dignidad, donde si eras mujer, más si pobre y con antecedentes, la sumisión, humillación y explotación se dan por descontados, un país donde nadie era libre, ni para enamorarse, sentir, expresarse o decidir su vida…
En definitiva, a pesar de mis peros y de que yo no considero este volumen el mejor de la serie, no puedo dejar de recomendaros “La madre de Frankestein”, una historia narrada a tres voces que nos retrata de forma descarnada la sociedad reprimida y rancia de los años de posguerra coartada por las ideas conservadoras del nacional catolicismo, una novela que además nos permitirá conocer a un personaje real como fue la autodidacta, excepcional pedagoga y parricida, más famosa de la historia de España, Aurora Rodríguez Carballeira.
Resto de novelas de la serie (Reseñas):