Donde dije digo, digo Diego, y a pesar de que mi intención era descansar un poco de la novela negra, cuando vi esta novedad no pude resistirme... Hoy os traigo mis impresiones de "La novia gitana", publicada por Alfaguara y bajo el seudónimo de Carmen Mola:
Nº de páginas: 408 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: ALFAGUARA
ISBN: 9788420433189
P.V.P: 19.90€
Carmen Mola es un seudónimo. Vive en Madrid. La novia gitana es su primera novela y antes de su publicación en alfaguara Negra, ha sido contratada por cuatro prestigiosas editoriales de Alemania, Francia, Holanda y Noruega en un fenómeno sin precedentes en la novela policíaca española.
Sinopsis:
«En Madrid se mata poco», le decía al joven subinspector Ángel Zárate su mentor en la policía; «pero cuando se mata, no tiene nada que envidiarle a ninguna ciudad del mundo», podría añadir la inspectora Elena Blanco, jefa de la Brigada de Análisis de Casos, un departamento creado para resolver los crímenes más complicados y abyectos.
Susana Macaya, de padre gitano pero educada como paya, desaparece tras su fiesta de despedida de soltera. El cadáver es encontrado dos días después en la Quinta de Vista Alegre del madrileño barrio de Carabanchel. Podría tratarse de un asesinato más, si no fuera por el hecho de que la víctima ha sido torturada siguiendo un ritual insólito y atroz, y de que su hermana Lara sufrió idéntica suerte siete años atrás, también en vísperas de su boda. El asesino de Lara cumple condena desde entonces, por lo que solo caben dos posibilidades: o alguien ha imitado sus métodos para matar a la hermana pequeña, o hay un inocente en la cárcel.
Mis impresiones:
Susana Macaya es una joven mixta, hija de padre gitano y madre paya, educada al margen de las estrictas normas que existen entre las familias gitanas, su madre, consiguió tras su boda alejar a su marido Moisés del clan familiar y le convenció para educar a sus dos hijas como payas.
A una semana de su boda, Susana celebra su despedida de soltera en uno de los clubs de moda para este tipo de eventos como una joven más… pero sin embargo, Susana nunca llegaría a casa. Pocos días después su cadáver aparece en La Quinta de Vista Alegre, en Carabanchel, una espectacular finca de recreo que tuvo sus días de esplendor en los años de María Cristina de Borbón y que después pasó a manos del Marqués de Salamanca. Susana, aún vestida con el tutú de su fiesta, ha sufrido una muerte brutal, propia de alguien completamente despiadado... Enseguida la policía establece semejanzas de esta muerte con la de otra joven ocurrida siete años atrás, el mismo modus operandi, una joven antes de su boda… pero lo más espeluznante de todo es que esa joven era Lara Macaya, su hermana, que también estaba a punto de casarse con un payo… pero sin embargo, el asesino de Lara lleva siete años en la cárcel. ¿Estamos ante un imitador? ¿Encerraron a alguien inocente? ¿Es una represalia de la etnia a la que pertenecen? Para eso tendréis que leer la novela…
El subinspector Ángel Zárate de la comisaría local, es de los primeros en llegar a la zona, lleva tiempo preparándose y esperando un caso como este, pero es apartado del mismo al ser asignado a la Brigada de Análisis de Casos liderada por la inspectora Elena Blanco. Un grupo de investigación ubicado en un edificio no oficial, sin uniformes, ni letreros, del que muchos desconocen su existencia, que se encarga de casos que se tuercen o no resueltos. Todos sus miembros han sido escogidos personalmente por Elena, músculos y cerebro: Orduño, procedente de los Geos, Chesca, de la Brigada de Homicidios, Buendía, el forense y Mariajo, su experta hacker informática.
Zárate, es un policía ambicioso, curtido bajo la tutela de Santos, un policía retirado y víctima del Alzheimer que casualmente llevó la investigación del caso ocurrido 7 años atrás. Ángel utilizará sus recursos poco ortodoxos para formar parte del equipo, y defender el honor de su mentor, y contra todo pronóstico, Elena decide aceptarle en la BAC.
Elena es una mujer complicada, amante de los karaokes, a los que acude todas las noches para ahogar su dolor en las canciones de Mina Mazzini, de los coches de coleccionista, de las relaciones sexuales en todo terrenos y consumidora compulsiva de grappa… una policía solitaria, eficiente, metódica, protectora y firme con su equipo, que arrastra un pasado desgarrador, y vive con una obsesión, un ritual con el que cumple escrupulosamente cada noche al llegar a casa, visualizar las imágenes de una cámara de vídeo.
Con un lenguaje sencillo, sin artificios, la historia comienza fuerte, directamente al grano para impactar brutalmente en el lector con el descubrimiento del modus operandi… la tensión se dispara en ese momento y se mantiene durante toda la novela llegando a ser frenética en su última parte… un ritmo muy ágil que potencian esos capítulos cortos agrupados en cinco partes y que van precedidas de un escalofriante relato que nos descolocará más aún al no saber su implicación exacta con la trama principal, creo que yo llegué a temer avanzar, terminar cada parte y saber que ese relato me esperaba ahí…
Poco más os puedo contar de esta historia sin desvelaros detalles relevantes de la trama… incertidumbre, diferentes sospechosos, giros, acción y un ritual atroz, serán los hilos que sustentan una trama que nos habla de la delgada línea entre el bien el mal, de si el fin justifica los medios o por el contrario hay que respetar las reglas aún sabiendo la verdad… y os reconozco, que yo no lo he tenido claro.
Junto a ello, unos personajes muy bien perfilados, unos protagonistas a los que comprenderemos a través de sus historias y sus motivaciones en un binomio Zárate-Blanco que funciona y en la que Elena acapara mayor protagonismo, por su carácter, su extravagancias y por esa subtrama que la envuelve, que emerge de forma imperceptible durante la lectura para sacudirnos duramente en las últimas páginas... Pero también me han gustado e intrigado mucho los secundarios, pocas pinceladas para esbozar unos perfiles bien definidos pero de los que me gustaría saber más, conocer si existe un pasado que justifique las personalidades de Chesca, Orduño o Marijo.
La novia gitana es un excelente debut literario que ya se han disputado grandes editoriales internacionales y que demuestra que en España este género no tiene nada que envidiar a la novela negra nórdica, quizá por ello la autora ha elegido cuidadosamente esos escenarios madrileños cargados de historia, de personalidad castiza o emblemática en el Madrid urbano con los que reivindica el carácter patrio de la historia: la cárcel de Carabanchel, La plaza mayor, La Plaza del Rey o la mencionada Quinta de Vista Alegre serán algunos de los escenarios por los que discurre la historia.
Tan solo apuntar que no estoy de acuerdo con las comparaciones incluidas en la contraportada con Dolores Redondo, Luca D´Andrea o Pierre Lemaitre, he leído novelas de los tres autores y no encuentro el parecido con los dos primeros, quizás podría encontrar ciertas semejanzas con Lemaitre, por el impacto y atrocidad de los crímenes investigados, o porque al margen de las evidentes diferencias físicas entre el comandante Camille Verhoeven y la inspectora Elena Blanco, ambos comparten una férrea voluntad policial inquebrantable a pesar de sus terribles desgracias personales, pero creo que a esta novela no le hacen falta comparaciones ninguna..
En definitiva, “La novia gitana” es una novela negra escalofriante, descarnada y adictiva protagonizada por la inspectora Elena Blanco, una novela y un personaje que atrapan desde las primeras páginas y que mantiene la tensión narrativa hasta el final... para sacudirnos de forma atroz en las últimas páginas. Una novela que he disfrutado y sufrido a partes iguales, y que no solo recomiendo, sino que califico como de imprescindible lectura para los amantes de la novela negra.
Susana Macaya es una joven mixta, hija de padre gitano y madre paya, educada al margen de las estrictas normas que existen entre las familias gitanas, su madre, consiguió tras su boda alejar a su marido Moisés del clan familiar y le convenció para educar a sus dos hijas como payas.
A una semana de su boda, Susana celebra su despedida de soltera en uno de los clubs de moda para este tipo de eventos como una joven más… pero sin embargo, Susana nunca llegaría a casa. Pocos días después su cadáver aparece en La Quinta de Vista Alegre, en Carabanchel, una espectacular finca de recreo que tuvo sus días de esplendor en los años de María Cristina de Borbón y que después pasó a manos del Marqués de Salamanca. Susana, aún vestida con el tutú de su fiesta, ha sufrido una muerte brutal, propia de alguien completamente despiadado... Enseguida la policía establece semejanzas de esta muerte con la de otra joven ocurrida siete años atrás, el mismo modus operandi, una joven antes de su boda… pero lo más espeluznante de todo es que esa joven era Lara Macaya, su hermana, que también estaba a punto de casarse con un payo… pero sin embargo, el asesino de Lara lleva siete años en la cárcel. ¿Estamos ante un imitador? ¿Encerraron a alguien inocente? ¿Es una represalia de la etnia a la que pertenecen? Para eso tendréis que leer la novela…
El subinspector Ángel Zárate de la comisaría local, es de los primeros en llegar a la zona, lleva tiempo preparándose y esperando un caso como este, pero es apartado del mismo al ser asignado a la Brigada de Análisis de Casos liderada por la inspectora Elena Blanco. Un grupo de investigación ubicado en un edificio no oficial, sin uniformes, ni letreros, del que muchos desconocen su existencia, que se encarga de casos que se tuercen o no resueltos. Todos sus miembros han sido escogidos personalmente por Elena, músculos y cerebro: Orduño, procedente de los Geos, Chesca, de la Brigada de Homicidios, Buendía, el forense y Mariajo, su experta hacker informática.
Zárate, es un policía ambicioso, curtido bajo la tutela de Santos, un policía retirado y víctima del Alzheimer que casualmente llevó la investigación del caso ocurrido 7 años atrás. Ángel utilizará sus recursos poco ortodoxos para formar parte del equipo, y defender el honor de su mentor, y contra todo pronóstico, Elena decide aceptarle en la BAC.
Elena es una mujer complicada, amante de los karaokes, a los que acude todas las noches para ahogar su dolor en las canciones de Mina Mazzini, de los coches de coleccionista, de las relaciones sexuales en todo terrenos y consumidora compulsiva de grappa… una policía solitaria, eficiente, metódica, protectora y firme con su equipo, que arrastra un pasado desgarrador, y vive con una obsesión, un ritual con el que cumple escrupulosamente cada noche al llegar a casa, visualizar las imágenes de una cámara de vídeo.
Con un lenguaje sencillo, sin artificios, la historia comienza fuerte, directamente al grano para impactar brutalmente en el lector con el descubrimiento del modus operandi… la tensión se dispara en ese momento y se mantiene durante toda la novela llegando a ser frenética en su última parte… un ritmo muy ágil que potencian esos capítulos cortos agrupados en cinco partes y que van precedidas de un escalofriante relato que nos descolocará más aún al no saber su implicación exacta con la trama principal, creo que yo llegué a temer avanzar, terminar cada parte y saber que ese relato me esperaba ahí…
Poco más os puedo contar de esta historia sin desvelaros detalles relevantes de la trama… incertidumbre, diferentes sospechosos, giros, acción y un ritual atroz, serán los hilos que sustentan una trama que nos habla de la delgada línea entre el bien el mal, de si el fin justifica los medios o por el contrario hay que respetar las reglas aún sabiendo la verdad… y os reconozco, que yo no lo he tenido claro.
Junto a ello, unos personajes muy bien perfilados, unos protagonistas a los que comprenderemos a través de sus historias y sus motivaciones en un binomio Zárate-Blanco que funciona y en la que Elena acapara mayor protagonismo, por su carácter, su extravagancias y por esa subtrama que la envuelve, que emerge de forma imperceptible durante la lectura para sacudirnos duramente en las últimas páginas... Pero también me han gustado e intrigado mucho los secundarios, pocas pinceladas para esbozar unos perfiles bien definidos pero de los que me gustaría saber más, conocer si existe un pasado que justifique las personalidades de Chesca, Orduño o Marijo.
La novia gitana es un excelente debut literario que ya se han disputado grandes editoriales internacionales y que demuestra que en España este género no tiene nada que envidiar a la novela negra nórdica, quizá por ello la autora ha elegido cuidadosamente esos escenarios madrileños cargados de historia, de personalidad castiza o emblemática en el Madrid urbano con los que reivindica el carácter patrio de la historia: la cárcel de Carabanchel, La plaza mayor, La Plaza del Rey o la mencionada Quinta de Vista Alegre serán algunos de los escenarios por los que discurre la historia.
Tan solo apuntar que no estoy de acuerdo con las comparaciones incluidas en la contraportada con Dolores Redondo, Luca D´Andrea o Pierre Lemaitre, he leído novelas de los tres autores y no encuentro el parecido con los dos primeros, quizás podría encontrar ciertas semejanzas con Lemaitre, por el impacto y atrocidad de los crímenes investigados, o porque al margen de las evidentes diferencias físicas entre el comandante Camille Verhoeven y la inspectora Elena Blanco, ambos comparten una férrea voluntad policial inquebrantable a pesar de sus terribles desgracias personales, pero creo que a esta novela no le hacen falta comparaciones ninguna..
En definitiva, “La novia gitana” es una novela negra escalofriante, descarnada y adictiva protagonizada por la inspectora Elena Blanco, una novela y un personaje que atrapan desde las primeras páginas y que mantiene la tensión narrativa hasta el final... para sacudirnos de forma atroz en las últimas páginas. Una novela que he disfrutado y sufrido a partes iguales, y que no solo recomiendo, sino que califico como de imprescindible lectura para los amantes de la novela negra.
