Me llamó mucho la atención este libro, su portada de tonos ocres, su sinopsis... no investigué mucho más y me dejé llevar por mi primera intuición, así que hoy os cuento mis impresiones de "El río baja sucio" de David Trueba:
Editorial: Siruela
ISBN:978-84-17860-75-2
Páginas:196
P.V.P: 17.95€
David Trueba (Madrid, 1969) estudió Periodismo y pronto comenzó a trabajar en prensa, radio, cine y televisión. Su primera película como director fue La buena vida, a la que siguieron Obra maestra, Soldados de Salamina, Bienvenido a casa, premio al Mejor Director en el Festival de Málaga, el documental sobre Fernando Fernán-Gómez La silla de Fernando, Madrid, 1987, Vivir es fácil con los ojos cerrados y Casi 40. Sus artículos de prensa en diferentes medios se han recogido en diversas antologías. Sus novelas son: Abierto toda la noche, Cuatro amigos, Saber perder, Blitz y Tierra de campos
Sinopsis:
Dos amigos, un río contaminado y unas vacaciones que cambiarán sus vidas para siempre.
«Seguro que eres de los que creen que saben cómo es un cadáver. Aunque jamás hayas visto la vida evaporarse de un cuerpo al morir. Seguro que eres de los que piensan que conocen la mirada de un asesino. Aunque jamás hayas cruzado tus ojos con los de uno. Seguro que eres de los convencidos de que distinguirían entre mil a aquel que un día le quitó la vida a otro. Yo también era como tú no hace demasiado tiempo, cinco, seis años atrás, cuando sucedió lo que te voy a contar. Ahora tengo diecinueve años y ya no soy del todo aquel niño de casi catorce».
Mis Impresiones:
Tomás pasa sus últimas vacaciones en La Navilla, un pueblo de la sierra madrileña dónde su madre tiene una pequeña casa que ahora quiere vender, una casa familiar en una pequeña colonia de segundas residencias nacida hace cincuenta años que heredó de sus padres y dónde pasó sus vacaciones adolescentes y tiempo después con su familia. Un lugar de viviendas modestas a una hora de Madrid que ya no es el lugar idílico de su infancia, el río está contaminado por el agua de los polígonos industriales, ya no se puede pescar ni bañarse en las pozas y la montaña está siendo devorada poco a poco por la cantera cercana a la urbanización. Pero aún así, a Tomás le gusta pasar allí sus vacaciones escolares y compartir su tiempo y aventuras con su amigo Martín, al que se le ocurren un montón de ideas extravagantes para grabar con el móvil con el fin de convertirse popular en la redes.
La historia, que transcurre durante las vacaciones de Semana Santa y está estructurada en nueve capítulos titulados desde el Sábado de Pasión hasta el Domingo de Resurrección, está narrada por Martín, un narrador en primera persona que nos cuenta, cinco años después, esas vacaciones que cambiaron su vida y fueron el final de su etapa infantil. Está a punto de cumplir catorce años, sus padres se a acaban de separar, juega al futbol y le han fichado en un club filial del Real Madrid con el que empezará a entrenar a la vuelta de las vacaciones, admira a su amigo Martín, su seguridad, el hombre que él vislumbra se convertirá algún día, porque Tomás se considera mucho más débil e inseguro y solo con una pelota bajo sus pies siente el respeto y la admiración de los demás.
Mientras su madre vacía la casa para ponerla a la venta, Tomás Y Martín pasarán sus últimas vacaciones en la urbanización, grabarán videos, construirán una cabaña, harán rutas en bicicleta… simples y divertidas correrías infantiles hasta que conocen a Ross, un ex presidario que vive en la casa de Los Rosales y al que les han prohibido acercarse y que como cualquier prohibición adolescente, se saltarán para conocer su historia sembrando en los jóvenes la semilla reivindicativa para concienciarse con el medio ambiente y la causa ecologista.
La novela no ha sido lo que yo esperaba, en el sentido en que estamos ante una novela juvenil orientada a un público con una franja de edad entre los catorce y los dieciséis años… a mí se me ha quedado corta y sin embargo, tengo que reconocer que es una novela que sí recomendaría a jóvenes de esas edades.
David Trueba ha sabido entrar en la literatura juvenil con acierto a través del personaje de Tomás, un joven con el que es fácil empatizar por su inquebrantable lealtad, su bondad, su complicada situación familiar, sus inquietudes y aspiraciones deportivas, … pero también por el dibujo que hace de una amistad entre dos jóvenes que permite sentir (o revivir) esas vacaciones y amistades infantiles que están ligadas a un lugar o un periodo vacacional y que no se dan en la cotidianidad del día a día o en una misma ciudad, una amistad con fecha de caducidad en unas vacaciones con sabor a las últimas compartidas y que supondrán el final de una etapa que dará paso a la edad adulta.
Narrada de forma sencilla y fluida, el autor construye una historia de fácil lectura en la que se adentra en el universo adolescente, un universo de lealtades, amores, cambios e inquietudes que marcan su paso a la madurez y además, les muestra la realidad para hacerles tomar conciencia con el mundo que les rodea al introducir temas de actualidad como la contaminación, la corrupción urbanística, los prejuicios o las injusticias sociales…
En definitiva, “El río baja sucio” es una novela orientada a un público adolescente, una novela de transición a la edad adulta en la que el autor narra con nostalgia, precisión y sencillez las inquietudes adolescentes y les abre las puertas para concienciarse o involucrarse sobre problemáticas de gran actualidad. Una novela en mi opinión, excesivamente sencilla para un público adulto, pero que en cambio sí recomendaría a jóvenes adolescentes de edades comprendidas entre los catorce y dieciséis años.
La historia, que transcurre durante las vacaciones de Semana Santa y está estructurada en nueve capítulos titulados desde el Sábado de Pasión hasta el Domingo de Resurrección, está narrada por Martín, un narrador en primera persona que nos cuenta, cinco años después, esas vacaciones que cambiaron su vida y fueron el final de su etapa infantil. Está a punto de cumplir catorce años, sus padres se a acaban de separar, juega al futbol y le han fichado en un club filial del Real Madrid con el que empezará a entrenar a la vuelta de las vacaciones, admira a su amigo Martín, su seguridad, el hombre que él vislumbra se convertirá algún día, porque Tomás se considera mucho más débil e inseguro y solo con una pelota bajo sus pies siente el respeto y la admiración de los demás.
Mientras su madre vacía la casa para ponerla a la venta, Tomás Y Martín pasarán sus últimas vacaciones en la urbanización, grabarán videos, construirán una cabaña, harán rutas en bicicleta… simples y divertidas correrías infantiles hasta que conocen a Ross, un ex presidario que vive en la casa de Los Rosales y al que les han prohibido acercarse y que como cualquier prohibición adolescente, se saltarán para conocer su historia sembrando en los jóvenes la semilla reivindicativa para concienciarse con el medio ambiente y la causa ecologista.
La novela no ha sido lo que yo esperaba, en el sentido en que estamos ante una novela juvenil orientada a un público con una franja de edad entre los catorce y los dieciséis años… a mí se me ha quedado corta y sin embargo, tengo que reconocer que es una novela que sí recomendaría a jóvenes de esas edades.
David Trueba ha sabido entrar en la literatura juvenil con acierto a través del personaje de Tomás, un joven con el que es fácil empatizar por su inquebrantable lealtad, su bondad, su complicada situación familiar, sus inquietudes y aspiraciones deportivas, … pero también por el dibujo que hace de una amistad entre dos jóvenes que permite sentir (o revivir) esas vacaciones y amistades infantiles que están ligadas a un lugar o un periodo vacacional y que no se dan en la cotidianidad del día a día o en una misma ciudad, una amistad con fecha de caducidad en unas vacaciones con sabor a las últimas compartidas y que supondrán el final de una etapa que dará paso a la edad adulta.
Narrada de forma sencilla y fluida, el autor construye una historia de fácil lectura en la que se adentra en el universo adolescente, un universo de lealtades, amores, cambios e inquietudes que marcan su paso a la madurez y además, les muestra la realidad para hacerles tomar conciencia con el mundo que les rodea al introducir temas de actualidad como la contaminación, la corrupción urbanística, los prejuicios o las injusticias sociales…
En definitiva, “El río baja sucio” es una novela orientada a un público adolescente, una novela de transición a la edad adulta en la que el autor narra con nostalgia, precisión y sencillez las inquietudes adolescentes y les abre las puertas para concienciarse o involucrarse sobre problemáticas de gran actualidad. Una novela en mi opinión, excesivamente sencilla para un público adulto, pero que en cambio sí recomendaría a jóvenes adolescentes de edades comprendidas entre los catorce y dieciséis años.