No había leído nada de Sophie Hannan, y desconocía que, con el permiso de los herederos de Agatha Christie, había comenzado una nueva colección de novelas dónde vuelve a dar vida al detective más célebre de la historia de la novela negra, Hércules Poirot. Hoy os traigo mis impresiones de "El misterio de las cuatro cartas" que creo que es el tercero de esta nueva serie:
ISBN: 978-84-670-5543-6
Editorial: Espasa
Páginas: 409
P.V.P 18.50€
Sophie Hannah es autora de nueve thrillers psicológicos que han sido bestsellers internacionales, publicados en veinte países y adaptados para televisión. Su novela The Carrier ganó en 2013 el Specsavers National Book Award Crime Book of the Year. Hannah es autora de una nueva serie que con el permiso de los herederos de la Agatha Christie, vuleve a dar vida al célebre Hércules Poirot.
Sinopsis:
Hércules Poirot se encuentra con una mujer muy enfadada esperando a la puerta de su casa: le exige saber por qué motivo le ha enviado una carta acusándola del asesinato de Barnabas Pandy, un hombre a quien no conoce y que aparentemente falleció por causas naturales. El problema es que Poirot no le ha enviado ninguna carta y, además, tampoco conoce al Sr. Pandy. El desconcierto es total cuando el investigador belga descubre que en su salón le espera un desconocido que también afirma haber recibido una carta firmada por su puño y letra esa misma mañana y, sorprendentemente, también lo acusa del asesinato de Barnabas Pandy. ¿Cuántas cartas más de este tipo se han enviado en su nombre? ¿Quién las ha enviado y, sobre todo, por qué? Y más importante aún, ¿alguien asesinó a Barnabas Pandy?
Mis Impresiones:
Este es el tercer volumen de la colección “Agatha Christie” con el que Sophie Hannah (con el permiso de los herederos), continúa con las aventuras, crímenes y misterios a resolver del famoso detective Belga Hércules Poirot. Los volúmenes anteriores son “Los Crímenes Del Monograma” y “Ataúd Cerrado” y como en las novelas originales de la autora inglesa, se trata de volúmenes independientes.
Hércules Poirot regresa a su casa después de una buena comida y una compañía agradable y se encuentra a una mujer esperándolo en la calle. La mujer indignada, le reprocha haberle enviado una carta de muy mal gusto en la que el detective le acusa de haber cometido un asesinato. Poirot le explica que él no ha enviado ninguna carta, pero la mujer muy alterada piensa que está provocándole y después de amenazarle, se marcha dejando al detective completamente confuso y desconcertado. No será la única sorpresa del día, porque al entrar en su casa, su asistente le indica que tiene una visita, el visitante en cuestión es el hijo de un afamado abogado londinense que ha enviado a la horca a muchos criminales, y de nuevo el malentendido se vuelve a repetir al acusarle del envío de una segunda carta en las mismas circunstancias. Una situación sin pies ni cabeza y en la que además, sus acusadores no toman en cuenta su negación de que él no ha escrito ni enviado ninguna carta.
Poco a poco Poirot se dará cuenta que ese malentendido no es una simple casualidad, porque no serán dos, sino cuatro, las personas que en los días posteriores también acudirán a él por el mismo motivo: el envío de una carta acusatoria de asesinato. Una misiva que en principio ninguno puede mostrarle porque todos dicen haber roto, haberse deshecho o haber extraviado la carta, pero sin embargo, todos afirman que llevaba su firma y en todas, se acusa a sus destinatarios de haber asesinado a Barnabas Pandy.
Un complicado puzle formado por piezas sueltas sin aparente conexión, personajes sin vinculación directa entre sí, algunos ni se conocen, e incluso afirman no conocer al Sr Barnabás, pero sobre todo, porque el asesinado en cuestión, murió hace ya varios meses de una muerte accidental para la que todos, dicen tener coartada.
Para cualquiera esas cartas habría sido algo molesto e irritante, algo anecdótico a lo que no dar mayor importancia, pero para Hércules Poirot, será un todo un desafío, un nuevo enigma a resolver.
Para ello pedirá ayuda a su amigo el inspector de Scotland Yard Edward Catchpool, que se convertirá en narrador de la historia, un narrador que utilizará la primera o la tercera persona en función de si ha sido protagonista de los actos o si completa la información con lo que le contaron después el resto de personajes para narrar esas parte de la historia en la que no estuvo presente, una historia a la que más tarde Poirot calificaría como “el misterio de los tres cuartos”, porque es a partir de una tarta de cuatro porciones y dos colores, sobre lo que centrará todos sus razonamientos.
Un lenguaje muy sencillo y fluido, nos llevan por una historia que aunque en un principio parece no tener ni pies ni cabeza, poco a poco va tomando el cariz de las historias originales de Agatha Christie: personajes analizados bajo la perspectiva del intuitivo y perspicaz detective Belga, una idea o razonamiento sobre la que centrar sus investigación (la tarta de los cuatro cuartos) y un desenlace en el que reunidos todos los personajes, el protagonista explica sin prisa y sin pausas, todos sus razonamientos para haber llegado a dar con la solución.
En definitiva, “El misterio de las cuatro cartas” es el tercer volumen de una serie en la que se recrea al mítico personaje de Hércules Poirot creado por Agatha Christie, una novela muy fluida y ágil que va de menos a más y que mantiene la esencia del personaje en cuanto al modus operandi: entender el carácter de las personas para conocer los motivos como única forma posible de resolver el crimen: observación, constancia y razonamiento. Una novela entretenida y fluida que recomendaría a los nostálgicos de la autora o del mítico personaje de Hércules Poirot.
Este es el tercer volumen de la colección “Agatha Christie” con el que Sophie Hannah (con el permiso de los herederos), continúa con las aventuras, crímenes y misterios a resolver del famoso detective Belga Hércules Poirot. Los volúmenes anteriores son “Los Crímenes Del Monograma” y “Ataúd Cerrado” y como en las novelas originales de la autora inglesa, se trata de volúmenes independientes.
Hércules Poirot regresa a su casa después de una buena comida y una compañía agradable y se encuentra a una mujer esperándolo en la calle. La mujer indignada, le reprocha haberle enviado una carta de muy mal gusto en la que el detective le acusa de haber cometido un asesinato. Poirot le explica que él no ha enviado ninguna carta, pero la mujer muy alterada piensa que está provocándole y después de amenazarle, se marcha dejando al detective completamente confuso y desconcertado. No será la única sorpresa del día, porque al entrar en su casa, su asistente le indica que tiene una visita, el visitante en cuestión es el hijo de un afamado abogado londinense que ha enviado a la horca a muchos criminales, y de nuevo el malentendido se vuelve a repetir al acusarle del envío de una segunda carta en las mismas circunstancias. Una situación sin pies ni cabeza y en la que además, sus acusadores no toman en cuenta su negación de que él no ha escrito ni enviado ninguna carta.
Poco a poco Poirot se dará cuenta que ese malentendido no es una simple casualidad, porque no serán dos, sino cuatro, las personas que en los días posteriores también acudirán a él por el mismo motivo: el envío de una carta acusatoria de asesinato. Una misiva que en principio ninguno puede mostrarle porque todos dicen haber roto, haberse deshecho o haber extraviado la carta, pero sin embargo, todos afirman que llevaba su firma y en todas, se acusa a sus destinatarios de haber asesinado a Barnabas Pandy.
Un complicado puzle formado por piezas sueltas sin aparente conexión, personajes sin vinculación directa entre sí, algunos ni se conocen, e incluso afirman no conocer al Sr Barnabás, pero sobre todo, porque el asesinado en cuestión, murió hace ya varios meses de una muerte accidental para la que todos, dicen tener coartada.
Para cualquiera esas cartas habría sido algo molesto e irritante, algo anecdótico a lo que no dar mayor importancia, pero para Hércules Poirot, será un todo un desafío, un nuevo enigma a resolver.
Para ello pedirá ayuda a su amigo el inspector de Scotland Yard Edward Catchpool, que se convertirá en narrador de la historia, un narrador que utilizará la primera o la tercera persona en función de si ha sido protagonista de los actos o si completa la información con lo que le contaron después el resto de personajes para narrar esas parte de la historia en la que no estuvo presente, una historia a la que más tarde Poirot calificaría como “el misterio de los tres cuartos”, porque es a partir de una tarta de cuatro porciones y dos colores, sobre lo que centrará todos sus razonamientos.
Un lenguaje muy sencillo y fluido, nos llevan por una historia que aunque en un principio parece no tener ni pies ni cabeza, poco a poco va tomando el cariz de las historias originales de Agatha Christie: personajes analizados bajo la perspectiva del intuitivo y perspicaz detective Belga, una idea o razonamiento sobre la que centrar sus investigación (la tarta de los cuatro cuartos) y un desenlace en el que reunidos todos los personajes, el protagonista explica sin prisa y sin pausas, todos sus razonamientos para haber llegado a dar con la solución.
En definitiva, “El misterio de las cuatro cartas” es el tercer volumen de una serie en la que se recrea al mítico personaje de Hércules Poirot creado por Agatha Christie, una novela muy fluida y ágil que va de menos a más y que mantiene la esencia del personaje en cuanto al modus operandi: entender el carácter de las personas para conocer los motivos como única forma posible de resolver el crimen: observación, constancia y razonamiento. Una novela entretenida y fluida que recomendaría a los nostálgicos de la autora o del mítico personaje de Hércules Poirot.