Con esta reseña cierro un mes del thriller muy productivo en el que he leído 7 libros. Hoy os traigo mis impresiones de "El caparazón de la tortuga", una novela con la que la autora quedó finalista en el concurso de autores indies de Amazon 2015.
Lola Mariné nació en Barcelona. A los 18 años se trasladó a
Madrid para cumplir su sueño de ser actriz y sobrevivió en el mundo del
espectáculo durante veinte años. Después decidió regresar a Barcelona
donde se licenció en psicología e impartió talleres de teatro en
diversos colegios para los que escribió varias obras infantiles y
dirigió su puesta en escena.
"Nunca fuimos a Katmandú", su primera novela, salió a la venta en septiembre de 2010. En 2012 publicó un libro de relatos, "Gatos por los tejados" y con "El caparazón de la tortuga" quedó finalista del concurso de autores inides 2015 de Amazón.
Sinopsis:
Un adolescente introvertido y de carácter sombrío desaparece sin dejar
rastro; diez años después reaparecerá convertido en el ganador de un
importante premio literario. ¿Qué ocurrió durante esos diez años? La
explicación se oculta tras su peculiar relación con un hombre adinerado,
atormentado y solitario que consume sus días en una aislada mansión;
ese encuentro marcará el destino de ambos.
Dos escritores, dos misántropos, dos voluntades encontradas.
Un thriller psicológico en el que nada ni nadie es lo que parece.
Dos escritores, dos misántropos, dos voluntades encontradas.
Un thriller psicológico en el que nada ni nadie es lo que parece.
Mis Impresiones:
El año pasado compré varios libros que participaban en el concurso de autores indies de Amazón, y por cuestión de tiempo, no pude llegar a leerlos. Por eso, este mes de agosto, aprovechando que quería quitarme pendientes y mi participación en el mes del thriller, decidí leer este título.
La historia comienza con la desaparición de Ángel, un joven de un pueblo del interior alicantino. El chico dijo a sus padres que iba a pasar el fin de semana estudiando en casa de un amigo, pero el domingo, al comprobar su tardanza y hablar con el compañero, los padres descubren que no estuvo con él, que no eran amigos, todo lo contrario, y en contra de lo que el chico les había hecho creer, no tenía ni un solo amigo.
La policía encuentra en su ordenador, su asidua participación en un foro de escritores, donde Ángel se hacía llamar Mephisto, y su intención de participar ese fin de semana, en un encuentro de escritores. Sin embargo, Ángel no llegó a acudir a la cita y su rastro se pierde a su llegada a Barcelona.
Ángel, fue un niño inquieto, inteligente, especial, poco sociable, que no sonreía, de mirada concentrada por una miopía que provocó que le pusieran gafas y que le convirtió en el centro de las burlas. Fue un hijo tardío y muy deseado, al que sus padres no le negaron nada, con tendencia a aislarse, un completo desconocido para ellos, que no conocían sus sentimientos, ni lo que pensaba, ni quiénes eran sus amigos.
Un tío suyo le regaló “Las Narraciones Extraordinarias” de Edgar Allan Poe cuando era muy pequeñó, un libro que le impactó y le convirtió en un lector insaciable y voraz, descubriendo así a autores como Lovecraf, Bequer, Stoker, King… que le llevaban del relato fantástico al de terror, y del cuento gótico a las narraciones más macabras. Así nació el deseo de emular a sus ídolos y con 10 años escribió su primera novela. Ángel soñaba con ser algún día un célebre escritor.
Un salto en el tiempo, nos lleva 10 años después, al momento en que sus padres descubren en los informativos, que se acaba de anunciar el fallo del certamen literario más prestigioso del país. La obra premiada es “El caparazón de la tortuga”, obra de un joven que quiere permanecer en el anonimato y que firma con el seudónimo de Mephisto, y descubren que el joven de la pantalla es su hijo. Al mismo tiempo, en su habitación de hotel, Ángel celebra su triunfo, rememorando lo que ocurrió 10 años atrás.
A partir de ese momento la historia lleva un orden cronológico lineal, para conocer lo que ocurrió desde que Ángel desapareció hasta el momento actual, cuando al llegar a esa estación de tren, su destino cambió para siempre al conocer a “Maquiavelo”, pseudónimo tras el que se esconde un afamado escritor: Víctor del Valle, un hombre culto, de distinguidos modales, que le lleva mediante engaños, a su mansión con forma de caparazón de tortuga, con un firme propósito que cambiará el destino de ambos.
A través de un narrador omnisciente, iremos conociendo lo ocurrido, los sentimientos de Ángel ante su nueva situación, como van evolucionando, como surge una complicidad entre ellos, y a partir de la mitad del libro, mediante la técnica del flash back, profundizaremos en la historia y el pasado de Víctor, como llegó a ser el anacoreta en el que se ha convertido.
El estilo de la autora es sencillo pero muy cuidado, y a pesar de su ritmo pausado, por un predominio de la narración sobre el diálogo, mantiene la intriga a través del desarrollo de los personajes y de su compleja relación y de esa ambientación claustrofóbica dentro del caparazón.
Los personajes están perfectamente perfilados y detallados, unos personajes complejos, fríos, perversos, que nos mostrarán el lado más oscuro del alma humana, y en mi caso, no he empatizado ni conectado con ninguno de los dos, entiendo el deseo de Ángel de ser escritor, pero no su frialdad o su desapego familiar, y comprendo la historia de Víctor, pero no comparto la forma de conseguir su propósito, ni el sentido de conseguirlo de esa manera.
En definitiva, “El caparazón de la tortuga” es un thriller psicológico sobre las motivaciones del escritor, una novela de ritmo pausado donde los personajes y su evolución, junto con la ambientación claustrofóbica, crean un clima de tensión e incluso de terror psicológico que se mantiene hasta el final del libro, una historia compleja, diferente, arriesgada, con un alto contenido metaliterario, y que si bien por cuestión de gustos no he disfrutado tanto como esperaba, tengo que reconocer que la autora la cierra con un final coherente y redondo.
El año pasado compré varios libros que participaban en el concurso de autores indies de Amazón, y por cuestión de tiempo, no pude llegar a leerlos. Por eso, este mes de agosto, aprovechando que quería quitarme pendientes y mi participación en el mes del thriller, decidí leer este título.
La historia comienza con la desaparición de Ángel, un joven de un pueblo del interior alicantino. El chico dijo a sus padres que iba a pasar el fin de semana estudiando en casa de un amigo, pero el domingo, al comprobar su tardanza y hablar con el compañero, los padres descubren que no estuvo con él, que no eran amigos, todo lo contrario, y en contra de lo que el chico les había hecho creer, no tenía ni un solo amigo.
La policía encuentra en su ordenador, su asidua participación en un foro de escritores, donde Ángel se hacía llamar Mephisto, y su intención de participar ese fin de semana, en un encuentro de escritores. Sin embargo, Ángel no llegó a acudir a la cita y su rastro se pierde a su llegada a Barcelona.
Ángel, fue un niño inquieto, inteligente, especial, poco sociable, que no sonreía, de mirada concentrada por una miopía que provocó que le pusieran gafas y que le convirtió en el centro de las burlas. Fue un hijo tardío y muy deseado, al que sus padres no le negaron nada, con tendencia a aislarse, un completo desconocido para ellos, que no conocían sus sentimientos, ni lo que pensaba, ni quiénes eran sus amigos.
Un tío suyo le regaló “Las Narraciones Extraordinarias” de Edgar Allan Poe cuando era muy pequeñó, un libro que le impactó y le convirtió en un lector insaciable y voraz, descubriendo así a autores como Lovecraf, Bequer, Stoker, King… que le llevaban del relato fantástico al de terror, y del cuento gótico a las narraciones más macabras. Así nació el deseo de emular a sus ídolos y con 10 años escribió su primera novela. Ángel soñaba con ser algún día un célebre escritor.
Un salto en el tiempo, nos lleva 10 años después, al momento en que sus padres descubren en los informativos, que se acaba de anunciar el fallo del certamen literario más prestigioso del país. La obra premiada es “El caparazón de la tortuga”, obra de un joven que quiere permanecer en el anonimato y que firma con el seudónimo de Mephisto, y descubren que el joven de la pantalla es su hijo. Al mismo tiempo, en su habitación de hotel, Ángel celebra su triunfo, rememorando lo que ocurrió 10 años atrás.
A partir de ese momento la historia lleva un orden cronológico lineal, para conocer lo que ocurrió desde que Ángel desapareció hasta el momento actual, cuando al llegar a esa estación de tren, su destino cambió para siempre al conocer a “Maquiavelo”, pseudónimo tras el que se esconde un afamado escritor: Víctor del Valle, un hombre culto, de distinguidos modales, que le lleva mediante engaños, a su mansión con forma de caparazón de tortuga, con un firme propósito que cambiará el destino de ambos.
A través de un narrador omnisciente, iremos conociendo lo ocurrido, los sentimientos de Ángel ante su nueva situación, como van evolucionando, como surge una complicidad entre ellos, y a partir de la mitad del libro, mediante la técnica del flash back, profundizaremos en la historia y el pasado de Víctor, como llegó a ser el anacoreta en el que se ha convertido.
El estilo de la autora es sencillo pero muy cuidado, y a pesar de su ritmo pausado, por un predominio de la narración sobre el diálogo, mantiene la intriga a través del desarrollo de los personajes y de su compleja relación y de esa ambientación claustrofóbica dentro del caparazón.
Los personajes están perfectamente perfilados y detallados, unos personajes complejos, fríos, perversos, que nos mostrarán el lado más oscuro del alma humana, y en mi caso, no he empatizado ni conectado con ninguno de los dos, entiendo el deseo de Ángel de ser escritor, pero no su frialdad o su desapego familiar, y comprendo la historia de Víctor, pero no comparto la forma de conseguir su propósito, ni el sentido de conseguirlo de esa manera.
En definitiva, “El caparazón de la tortuga” es un thriller psicológico sobre las motivaciones del escritor, una novela de ritmo pausado donde los personajes y su evolución, junto con la ambientación claustrofóbica, crean un clima de tensión e incluso de terror psicológico que se mantiene hasta el final del libro, una historia compleja, diferente, arriesgada, con un alto contenido metaliterario, y que si bien por cuestión de gustos no he disfrutado tanto como esperaba, tengo que reconocer que la autora la cierra con un final coherente y redondo.
Esta reseña participa en el mes temático del thriller organizada por Laky del blog: "Libros que hay que leer"